El Servei Trànsit de Cataluña, dependiente de la Generalitat y encargado del acompañamiento psicoterapéutico y social a las personas trans que deciden cambiarse de sexo, lleva desde 2019 sin médicos en su comisión de seguimiento. O lo que es lo mismo, cuatro años sin supervisión médica en sus actividades. Así se desprende de unas actas que el servicio ha entregado al bioquímico y experto en genética Martín Endara Coll, a través de la Comissió de Garantia del Dret d’Accés a la Informació Pública (GAIP), y a las que ha accedido THE OBJECTIVE.
El genetista solicitó esta información al Servei Trànsit preocupado por «el control de su trabajo», ya que «se trata de un modelo pionero y que trabajan con pacientes vulnerables, muchos de ellos menores». Este modelo prescribía que una comisión de seguimiento debía supervisar el despliegue de Trànsit por toda Cataluña y evaluar la calidad del servicio, así que Endera Coll solicitó las actas de la reuniones. Quería saber «cómo se había valorado, quién lo había hecho y a qué conclusiones habían llegado».
Ahí llegó la sorpresa. Tras cuatro meses de espera, y gracias a la intermediación del GAIP, obtuvo finalmente una respuesta: la comisión del servicio encargado del acompañamiento de las personas trans en Cataluña sólo se había reunido tres veces en cinco años. Y eso que esta debía reunirse, en principio, una vez por semestre. Pero lo más llamativo es que ya en la segunda, que se produjo en febrero de 2019, se había prescindido del personal médico.
Sin médicos en la comisión
En un principio, la comisión incluía a tres profesionales de la medicina: Jordi Reviriego, médico de familia, Marta Murillo Vallés, endocrinóloga infantil, y Montserrat Pàmias, psiquiatra especializada en infancia y adolescencia, y muy crítica con las leyes trans autonómicas y el modelo afirmativo, que consiste en la prohibición de cualquier acercamiento profesional a personas que dicen ser trans que no suponga la ratificación sin ambages de su identidad de género expresada.
Estos tres médicos sólo participaron en la primera reunión, celebrada en enero de 2018. La presión del colectivo trans provocó que no volvieran a aparecer. Así se recoge en el acta, donde la Plataforma Trans*forma la Salut afea la presencia de médicos porque «las personas trans requieren atención hospitalaria sólo para las cirugías».
A los transactivistas les pareció especialmente grave la presencia de la Dra. Pàmias. Esta aclaró que la Sociedad Catalana de Psiquiatría Infantojuvenil también incluye a profesionales de la psicología clínica, no solo de psiquiatría. También destacó la importancia de contar con el aval de la organización en un servicio que ofrece atención psicológica a menores de edad, y pidió que no se estigmatice la salud mental. A pesar de todo, los representantes de la citada plataforma mantuvieron su desacuerdo y abandonaron la reunión hasta que sus demandas fueran escuchadas.
La segunda reunión no se produjo hasta un año más tarde, en febrero de 2019. El acta informa brevemente que «dejan de formar parte de la comisión los tres representantes de los profesionales clínicos, de las sociedades científicas y de los colegios profesionales», sin abundar en su explicación. «Es preocupante que una organización de activistas pueda vetar la presencia de médicos en una comisión médica», considera Endara Coll, autor del descubrimiento.
3.315 trans en tres años
Esto supone que entre 2019 y 2021, en tres años, 3.315 personas trans han sido atendidas por el Departamento de Salud de Cataluña sin acompañamiento médico, en aras de la «despatologización». Esto, antes de que se aprobara a nivel nacional la ley trans impulsada por Irene Montero, ya que el sistema autonómico dejó de requerir de los psiquiatras (que antes eran necesarios durante todo el proceso) y los profesionales sanitarios ya tienen una mera función de acompañamiento.
La antropóloga Silvia Carrasco, presidenta de Feministas de Cataluña y vicepresidenta de Docentes Feministas por la Educación (Dofemco), explica que «la ley trans estatal supone la estocada a los protocolos sanitarios, que ya despatologizan el tratamiento», y por tanto «legitima estos sistemas autonómicos, que son muy exagerados».
Tratamiento hormonal
En este sentido, el pionero informe de Feministas de Cataluña señalaba cómo en el Servei Trànsit «no se denegó tratamiento hormonal a ninguna de las personas que lo solicitaron, y que un 87% de las primeras visitas obtenía tratamiento hormonal».Y eso que el uso de fármacos que se usan para suprimir la pubertad -los agonistas de la GnRH (hormona liberadora de la gonadotropina)-, y sus análogos -la triptorelina y la leuprorelina– están altamente desaconsejados por la AEMPS.
El Colegio de Médicos de Cataluña se posicionó contra la llamada terapia afirmativa que se lleva a cabo en la región el pasado 20 de enero. En un comunicado, los profesionales sanitarios pidieron «priorizar las herramientas de abordaje psicológico por encima del farmacológico en el caso de los menores, siguiendo la experiencia de países como Reino Unido, Suecia, Finlandia, Francia y Australia».
También recordaron que «la demanda de un o una menor sobre la ‘incongruencia de género’ debe ser acogida y acompañada adecuadamente desde una perspectiva evolutiva y desde una atención integral interdisciplinaria evaluando su malestar, sus necesidades y las de su entorno». Pero eso no sucede en Cataluña, por obra del Servei Trànsit, que ahora cuenta además con el amparo de la ley trans nacional.